Después de largas temporadas en la capital española y otras ciudades españolas interpretada por diferentes actores, la obra que Yasmina Reza escribió en 1994 llega de nuevo al teatro en la visión fresca de Recabarren, según dijo Luis Merlo.
El actor, que encarna el papel de Iván (un ser indolente y cobarde que vive en las emociones cuando debería vivir en el corazón, lo definió el artista) agradeció a su hermano Pedro Larrañaga haber conseguido los derechos de esta función tan ambicionada, dijo.
Asimismo, Luis Merlo recordó que Reza ha conseguido en tan sólo quince años, hacer de esta obra un clásico contemporáneo y elogió a su maestro, Eduardo Recabarren, quien le ha enseñado a enfrentar este personaje desde el principio, incidiendo en algo de puro sentido común: la amistad.
Por culpa de una anécdota, un cuadro en blanco que compra uno de los tres protagonistas de la obra, se reflexiona también sobre si lo que importa es que el arte sea caro o sea bueno. El director de escena se ha centrado en esa amistad de estos tres personajes que corre peligro, explicó el actor.
Madurez emocional
Luis Merlo, que confesó su gusto por la risa incómoda, dijo también que su personaje está siempre pendiente de lo políticamente correcto. Lo último que hay que acumular en el amor y la amistad son los silencios y en esta función se habla de eso, señaló.
Asimismo aseguró que el texto de Reza posee la sanguinidad de las grandes tragedias a pesar de ser una comedia y prefirió calificar esta función como una tragicomedia en la que la autora ha conseguido que mientras los personajes viven su situación como un drama, la historia traspase al patio de butacas en forma de comedia. Gracias a este texto y a mis compañeros por fin siento en escena la madurez emocional que todo artista desea, confesó Merlo.
El 3 de marzo, estreno oficial de la función en Madrid, la taquilla se destinará a la Fundación Sandra Ibarra de solidaridad frente al cáncer.
El actor, que encarna el papel de Iván (un ser indolente y cobarde que vive en las emociones cuando debería vivir en el corazón, lo definió el artista) agradeció a su hermano Pedro Larrañaga haber conseguido los derechos de esta función tan ambicionada, dijo.
Asimismo, Luis Merlo recordó que Reza ha conseguido en tan sólo quince años, hacer de esta obra un clásico contemporáneo y elogió a su maestro, Eduardo Recabarren, quien le ha enseñado a enfrentar este personaje desde el principio, incidiendo en algo de puro sentido común: la amistad.
Por culpa de una anécdota, un cuadro en blanco que compra uno de los tres protagonistas de la obra, se reflexiona también sobre si lo que importa es que el arte sea caro o sea bueno. El director de escena se ha centrado en esa amistad de estos tres personajes que corre peligro, explicó el actor.
Madurez emocional
Luis Merlo, que confesó su gusto por la risa incómoda, dijo también que su personaje está siempre pendiente de lo políticamente correcto. Lo último que hay que acumular en el amor y la amistad son los silencios y en esta función se habla de eso, señaló.
Asimismo aseguró que el texto de Reza posee la sanguinidad de las grandes tragedias a pesar de ser una comedia y prefirió calificar esta función como una tragicomedia en la que la autora ha conseguido que mientras los personajes viven su situación como un drama, la historia traspase al patio de butacas en forma de comedia. Gracias a este texto y a mis compañeros por fin siento en escena la madurez emocional que todo artista desea, confesó Merlo.
El 3 de marzo, estreno oficial de la función en Madrid, la taquilla se destinará a la Fundación Sandra Ibarra de solidaridad frente al cáncer.
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