Los espectadores son niños que esperan ver cómo les sacas un conejo de la chistera

Debutó en el teatro a mediados de los '80 de la mano de Nuria Expert, con Salomé. Desde entonces y hasta ahora han sido incontables la multitud de trabajos que ha llevado a cabo para cine, teatro y televisión. Es en este momento cuando Luis Merlo regresa a las tablas del Teatro Alcázar de Madrid para interpretar, según él mismo nos confiesa, la obra más bonita que he hecho en mi vida: Arte. Una nueva aventura profesional que ya compagina con la grabación de los nuevos capítulos de El Internado. Luis Merlo: un trabajador nato con el que la ternura está garantizada.

Luis, llegas al Teatro Alcázar de Madrid con Arte, tu nueva aventura teatral.
Sí, después de estar seis meses de gira por todo el país llegamos a Madrid con la que yo creo es la obra de teatro más bonita que he hecho en mi vida. Supongo que por algo será que en tan sólo quince años se haya convertido en un clásico contemporáneo.

La crítica dice que bordas a Iván, el personaje al que interpretas…
Iván es un indolente, un ser con un mundo emocional absolutamente caótico, dominado por su madre y por la mujer con la que se va a casar. Además es muy dependiente de las relaciones, especialmente de la que tiene con sus amigos. Lo mejor que tiene es que es un personaje que encierra la grandeza de la tragicomedia.

La compra de un carísimo cuadro hace saltar por los aires una relación de amistad entre amigos de veinte años…
Sí, digamos que es la excusa que viene a poner de manifiesto los silencios que se han habían ido estableciendo y depositando en esa relación. Y en una relación de amor o de amistad,,, no hay nada peor que el silencio. Tenemos que aprender a decir las cosas cuando no estamos de acuerdo con ellas, hablando es la única manera de solucionar los problemas.

Luis, debutaste en el año 85 (con Salomé, junto a Nuria Expert) y desde entonces no has dejado de trabajar en cine, teatro y televisión. Has sido muy afortunado en ese sentido, ¿no?
¡Bueno y eso que hay mucho currículum que no conoce la gente! Grabé un disco con doce años, fui modelo, camarero, estudié ballet… ¡He hecho de todo!

¿Y esa ‘suerte’ cómo se consigue?
¡Yo lo único que he hecho ha sido trabajar como una bestia!

¿Hay alguna fórmula mágica para atraerla?
A mí hay algo que me gusta mucho de los gatos (esos que de vez en cuando recojo por la calle cuando están abandonados)… y es que atraen y utilizan la energía exacta para hacer lo que necesitan. Esa energía es la que tiene la persona que está preparada para que le pase algo bueno… Y en mí, tengo la sensación de que tras muchos años de trabajo, me parece que esa energía tan especial está viva.

¿Y crees más en Dios o en esas energías tan especiales?
Por encima de todo creo en la grandeza del ser humano.

¿Influyeron muchos tus padres (María Luisa Merlo y Carlos Larrañaga) en la elección de tu profesión?
Influencia no hubo, pero sí recuerdo la fascinación que sentía por este trabajo desde pequeño. Por eso supongo que aunque no hubiera nacido rodeado de actores hubiera terminado siéndolo.

¿Y has tenido que pagar algún precio por tanta fascinación?
El no tener amigos cuando era un niño. ¡Estaba deseando que llegara el fin de semana para ir al teatro en el que estaba trabajando mi madre, mi padre, mi tia… para quedarme entre cajas mirando aquel mundo mágico al que me apetecía pertenecer! Era mi pasión. El teatro es mi vida: celebré mi Primera Comunión en el mismo escenario en el que estrené Calígula veinte años después.

¿Y cómo resulta eso de vivir en una familia de actores, de artistas… (tus padres, tu hermana Amparo, tu hermano Pedro, tu cuñada Maribel…)?
De pequeño y adolescente raro, pero cuando vas cumpliendo años y eliges esta profesión de manera definitiva te das cuenta de que el haberte movido en un entorno así desde tu niñez es un regalo, porque lo que para muchos (un escenario) resulta algo ajeno cuando se suben por primera vez, para tí ha sido un lugar de juegos.

Desde ahora tendrás que compaginar las funciones de Arte con la grabación de los nuevos capítulos de El Internado…
Sí, la verdad es que llevo compaginando televisión y teatro seis años y medio ya. Es algo que me está dando muchas cosas buenas… ¡y mucho cansancio también! (Bromea).

Una serie que triunfa como también lo hizo Aquí no hay quien viva y Mauri (el personaje al que dabas vida en dicha serie). Tengo entendido que te llegaron a felicitar por enseñar a los jóvenes el valor de la diferencia…
Sí, porque... ¿sabes lo que pasa? Que la gente de mayor edad (a la que le cuesta más comprender una opción sexual diferente a la de la mayoría) gracias al cariño que cogieron a un personaje como Mauri, consiguieron desmitificar a la ‘bestia negra’, al ‘mostruo’ que suponía para ellos la homosexualidad. Sirvió para que muchos entendieran que ser gay es simplemente una elección. Yo pienso que uno es homosexual, heterosexual o bisexual en el momento del ‘ñaca-ñaca’… el resto del día, es un ser humano más.

Quizás sea una de las mejores cosas que tiene una profesión como la tuya, ¿no? Que sirva para algo más que hacer pasar un buen rato.
Sí, eso es un poco lo que ha sucedido con el estreno oficial de Arte, ya que todo lo que recaudado aquella noche lo hemos querido destinar a la Fundación de Sandra Ibarra de Solidaridad frente al Cáncer. Creo que cuando uno tiene la suerte de ser una cara conocida, tiene la responsabilidad de utilizarla de vez en cuando para fines solidarios.

¿Y qué le pide una a la vida cuando a uno le van tan bien las cosas?
¡Virgencita que me quede como estoy! (risas)

Qué te gusta hacer en tu tiempo libre...
Me encantan los libros, la música, el cine… No puedo vivir sin ello, y sin amor por supuesto… Ahora con cuarenta y dos años he comenzado a estudiar solfeo y piano. Era un sueño que tenía pendiente…

Una persona indispensable en tu día a día.
Mi pareja.

Una manera de decir ‘te quiero’.
Haciendo reír.

Una persona con la que tomar un café.
Jose Luís Sampedro.

Un sueño aún por cumplir.
Siempre deseé sentir el amor, el romanticismo adolescente y sé que eso nunca lo viviré.

¿No tuviste la oportunidad de sentirlo?
No, porque siempre viví por encima de mi edad.

Una canción.
Send in the clowns, interpretada por Barbra Streissand. Casi todos los que conservamos el alma infantil en nuestro interior (algo que nos pasa mucho a los que nos dedicamos al arte, a los que creemos en el ser humano y en la capacidad de amor), nos sentimos muy identificados con esos payasos de los que habla esta canción. Porque cuando nos subimos a un escenario, los espectadores pasan a ser niños sentados en sus asientos que esperan ver como les sacas un conejo de la chistera. Cuando yo dejo de ser actor para convertirme en espectador siento exactamente la misma sensación.