El silencio entre los seres humanos es el asesino de todos los sentimientos

Hablar de Luís Merlo (Madrid,1966) es hablar de tradición en el mundo de la interpretación. Nieto, hijo y hermano de grandes actores, ha visto las tablas desde que empezó a gatear y ahora las pisa con firmeza gracias a Arte, cuya gira recaló en Sevilla con gran éxito de público. El actor recibió a la Crónica Especializada para hablar de esta interesante obra, de su papel en la serie El Internado y de su faceta de empresario junto con sus hermanos.

¿Qué es lo que tiene Arte para que usted decidiese embarcarse en este proyecto?
Yo pienso que es el tratado de teatro contemporáneo sobre la amistad entre tres hombres más interesante, más inteligente, más corrosivo que se ha escrito nunca y entonces eso me interesaba muchísimo.

De los tres personajes que conforman la obra ¿hay alguno que se parezca más al Luis Merlo persona?
Al que yo interpreto no me parezco en nada, gracias a Dios, porque es un neurótico tremendo. Yo creo que todos tenemos un poco de cada uno de ellos. Yo soy una persona bastante tolerante con lo cual no me identifico con el personaje que hace Alex O´Dogherty. Quizás me identificaría más con Sergio, que interpreta Iñaki Miramón, el cual también es un mitómano, que cree en los mitos y los persigue y bueno, quizá yo también tenga algo de eso.

La obra aparte de hacerte reír también te hace reflexionar sobre la amistad….
Exacto, eso es lo que pretendemos. Siempre que montamos un teatro en la empresa que tenemos mis hermanos y yo, buscamos esa comedia que te haga reír pero que también te deje con ese poso de ¿qué es lo que he visto?

¿Usted cree que en la vida real hay que decirse las cosas tan a la cara como se hace en la obra de teatro o es mejor callarse determinadas opiniones?
En la vida habría que decir las cosas con mucho cariño y con mucha educación, pero habría que decirlas, no como en la obra. El conflicto de la obra es que se han acumulado demasiados silencios, se ha dejado decir poco la verdad entre unos amigos, y entonces al dejar de decir la verdad se ha ido creando una bola de nieve. Por eso todo tiene un por qué y se pinta un hombre bajando por la nieve, porque una piedra se ha convertido en una bola de nieve ¿a base de qué? del silencio. El silencio en el amor, en la amistad (que es otra forma de amor)… el silencio entre los seres humanos es el asesino de todos los sentimientos.

¿Qué representa para usted actuar en el Lope de Vega?
El Lope de Vega es un templo teatral, no sólo por lo que significa sino por a quién alberga, como el Museo del Prado, por quién ha trabajado encima de ese escenario, Dios mío, es como si el espíritu de cada uno de ellos estuviera por aquí: Lola Flores, Manolo Caracol; los que han venido haciendo ópera; actores que ya no están y geniales como Rodero, como Ismael Merlo; actores internacionales, cantantes fuera de lo común. Todos ellos han convertido a este teatro en uno de los teatros a los que uno tiene más respeto en España, no sólo por el espacio que es magnífico, que es mágico, sino por la gente que ha pisado esas tablas.

¿Qué opinión le merece el público sevillano?
A mí me parece que es un público que se nota que está muy acostumbrado a ver teatro, que viene muy dispuesto a entrar en la convención del juego que es el teatro. Se nota que es un público muy puesto en teatro.

En su trayectoria profesional, de los tres medios, en el que menos ha trabajado ha sido el cine ¿ha sido una elección personal?
No, han sido las circunstancias, he hecho televisión y teatro y ahora mismo acabo de decir que no a una película muy importante, muy bonita, me da mucha pena haber tenido que decir que no pero es que sería imposible porque sería hacerlo a la hora de dormir.

¿Tiene algún proyecto en mente aparte de esta obra y la serie de televisión?
No, de momento no. Seguir adelante con la empresa de mis hermanos y mía y el Teatro Maravillas de Madrid que lo llevamos adelante, yo ocupo un puesto dentro de esa producción y mi labor está más cerca de la búsqueda y traducción de textos, etc. Mi hermano está en la producción ejecutiva día a día… El teatro es lo primero y hemos conseguido que un teatro no se convierta en una sucursal de banco, y es un poco por el tesón de Pedro Larrañaga.

Con respecto a su faceta televisiva, en El Internado llama la atención la combinación de géneros muy diferentes ¿qué es lo que tiene, desde su punto de vista, esa combinación para que tenga tanto éxito?
Yo no tengo ni idea porque si lo supiéramos realmente, los productores serían el Banco de España. No lo sé, son géneros muy distintos y lo único que sé es que yo me ocupo de mi personaje, que está torturado por no haber cumplido una promesa, siente que ha traicionado a una niña y yo no puedo plantearme que la serie tenga otros géneros, porque si no sería infiel a mi trabajo. Yo hago mi trabajo así, y eso, unido a los otros géneros de la serie funciona, pero no puedo plantearme más que eso.

El hecho de pertenecer a una familia que se ha dedicado durante tantos años a la interpretación ¿le ha hecho ver la profesión desde otra perspectiva diferente?
Lógicamente, yo celebré mi primera comunión en el mismo escenario en el que estrené Calígula, entonces eso significa que un lugar tan ajeno para un niño como es un escenario para mí fuera un lugar de juegos.

¿Alguna vez ha pensado en montar una obra de teatro con todos los miembros de su familia?
No, de ninguna manera (risas) bastante con que comamos algún domingo. Sería imposible porque todos tenemos mucha personalidad.

¿Tiene algún sueño profesional, algún personaje que desee hacer…?
No, el sueño profesional que tengo ahora mismo es estrenar Arte en Madrid, que sea una función que la gente quiera ver, que la serie siga funcionando y que después de eso yo tenga un año de mi vida para mí, para coger fuerzas, para recargar pilas, para reciclarme, porque me voy a quedar seco. Poder beber de otros lados, poder viajar, poder ver lo que se está haciendo en el mundo, poder reciclarme para ofrecer algo distinto de mí como actor y para eso necesito un poco de descanso.

¿Cómo lleva el fenómeno fan?
Bueno es un peaje en determinados momentos y una demostración de cariño en otros, cuando es una demostración de cariño espontánea, bonita, sincera amable…perfectamente bien, estoy acostumbrado. Yo también desde pequeño, he visto cómo se lo hacían a mi abuelo, y a mis padres.