(Esta entrevista en un poquito antigua, pero me gusta tanto que he decidido ponerla...)
Luis Merlo p ertenece a una de las sagas más importantes del mundo de la interpretación. Tanto los Merlo como los Larrañaga son historia del teatro, el cine o la televisión.
¿Por qué eligió Merlo en vez de Larrañaga?
Yo viví junto a mi abuelo Ismael Merlo los últimos cuatro años que estuvo entre nosotros. Con eso lo digo todo, quería hacerle ese homenaje que no tiene nada con subestimar o rechazar el apellido Larrañaga. Se acababa el apellido Merlo y yo no quería eso.
Usted tiene todos los antecedentes...
Penales.
Exacto, ¿pero podía haber sido otra cosa que actor?
No, y me arrepiento.
No se puede quejar...
Me va muy bien, pero recomiendo a todo aquel que quiera ser actor que viva un proceso de formación. Quería ser artista desde pequeño. Y gracias a Dios tengo el don de la curiosidad, por él sé más cosas. Recomiendo a la gente que quiera dedicarse a esto que se prepare mucho, muchísimo, no sólo a nivel artístico también a nivel humanista, para no convertirse en un peón del sistema como se da en cualquier profesión, pero en esta más.
El apellido abre puertas, pero también pesa.
A mí me ha ido más bien que mal. Me ha dado más cosas de las que me ha quitado, tengo que mucho que agradecer a mis apellidos, sería ingrato si dijera otra cosa.
¿Es duro trabajar en familia?
No, porque hay una comprensión absoluta. Tanto Pedro Larrañaga como yo hemos demostrado a lo largo de veinte años que tenemos objetividad a la hora de realizar nuestro trabajo. Sin embargo nos complementamos muy bien en todo.
Al clan se ha unido también otra actriz, Maribel Verdú, la mujer de tu hermano Pedro.
O nos casamos o nos enamoramos de actrices o de actores. Mi abuelo entronca con todas las Goyanes porque se casa con Vicky Lagos, mis padres unen a dos sagas importantes del mundo del teatro. Estaban todos tantas horas trabajando que tendrían que divertirse de alguna manera, así que se iban enamorando.
¿El teatro por encima de otros medios?
El teatro es el gran medio de expresión. Yo soy un cinéfilo de verdad. Para mí, mi vida se sustenta en la gente que quiero, mi trabajo, leer, ver cine y escuchar música. Con esas cinco cosas, que no son pocas, yo no necesito más. Si podemos viajar por el mundo, bien, y si no lo podemos hacer, viajamos leyendo. Amo el cine más como espectador que como actor. Pero hay algo en el directo, en él no se puede cortar.
Ahora le sobra fama y trabajo, ¿ha sufrido época de vacas flacas a pesar de su apellido?
Claro. He de decir que épocas. malas las ha tenido todo el mundo. Elegir, verdaderamente elegir, lo que quiero hacer lo estoy haciendo ahora. En otras ocasiones he elegido lo menos malo de lo que me han ofrecido.
¿Le sería posible elegir como intérprete a uno de toda su familia?
Imposible, eso nunca.
Pero sentía una pasión especial por su abuelo, Ismael Merlo.
Tuve la suerte de tratarlo mucho, yo viví ese proceso de la adolescencia con él. Y estuve con él en esos cuatro últimos años de su vida, hubo una conexión muy especial.
Del televisivo ‘‘Mauri’’ al teatral ‘‘Tony’’ pasando por Luis Merlo. Defínase.
Los dos personajes tienen en común que son muy tiernos.
¿Usted?
Algo, pero no tanto como ellos.
¿Por qué eligió Merlo en vez de Larrañaga?
Yo viví junto a mi abuelo Ismael Merlo los últimos cuatro años que estuvo entre nosotros. Con eso lo digo todo, quería hacerle ese homenaje que no tiene nada con subestimar o rechazar el apellido Larrañaga. Se acababa el apellido Merlo y yo no quería eso.
Usted tiene todos los antecedentes...
Penales.
Exacto, ¿pero podía haber sido otra cosa que actor?
No, y me arrepiento.
No se puede quejar...
Me va muy bien, pero recomiendo a todo aquel que quiera ser actor que viva un proceso de formación. Quería ser artista desde pequeño. Y gracias a Dios tengo el don de la curiosidad, por él sé más cosas. Recomiendo a la gente que quiera dedicarse a esto que se prepare mucho, muchísimo, no sólo a nivel artístico también a nivel humanista, para no convertirse en un peón del sistema como se da en cualquier profesión, pero en esta más.
El apellido abre puertas, pero también pesa.
A mí me ha ido más bien que mal. Me ha dado más cosas de las que me ha quitado, tengo que mucho que agradecer a mis apellidos, sería ingrato si dijera otra cosa.
¿Es duro trabajar en familia?
No, porque hay una comprensión absoluta. Tanto Pedro Larrañaga como yo hemos demostrado a lo largo de veinte años que tenemos objetividad a la hora de realizar nuestro trabajo. Sin embargo nos complementamos muy bien en todo.
Al clan se ha unido también otra actriz, Maribel Verdú, la mujer de tu hermano Pedro.
O nos casamos o nos enamoramos de actrices o de actores. Mi abuelo entronca con todas las Goyanes porque se casa con Vicky Lagos, mis padres unen a dos sagas importantes del mundo del teatro. Estaban todos tantas horas trabajando que tendrían que divertirse de alguna manera, así que se iban enamorando.
¿El teatro por encima de otros medios?
El teatro es el gran medio de expresión. Yo soy un cinéfilo de verdad. Para mí, mi vida se sustenta en la gente que quiero, mi trabajo, leer, ver cine y escuchar música. Con esas cinco cosas, que no son pocas, yo no necesito más. Si podemos viajar por el mundo, bien, y si no lo podemos hacer, viajamos leyendo. Amo el cine más como espectador que como actor. Pero hay algo en el directo, en él no se puede cortar.
Ahora le sobra fama y trabajo, ¿ha sufrido época de vacas flacas a pesar de su apellido?
Claro. He de decir que épocas. malas las ha tenido todo el mundo. Elegir, verdaderamente elegir, lo que quiero hacer lo estoy haciendo ahora. En otras ocasiones he elegido lo menos malo de lo que me han ofrecido.
¿Le sería posible elegir como intérprete a uno de toda su familia?
Imposible, eso nunca.
Pero sentía una pasión especial por su abuelo, Ismael Merlo.
Tuve la suerte de tratarlo mucho, yo viví ese proceso de la adolescencia con él. Y estuve con él en esos cuatro últimos años de su vida, hubo una conexión muy especial.
Del televisivo ‘‘Mauri’’ al teatral ‘‘Tony’’ pasando por Luis Merlo. Defínase.
Los dos personajes tienen en común que son muy tiernos.
¿Usted?
Algo, pero no tanto como ellos.
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