Pedir un crédito en el banco y que te lo denieguen no es
una situación cómica; que la persona a la que se lo has negado amenace
con acostarse con tu mujer tampoco. Pero Jordi Galcerán
(«El método Grönholm», «Burundanga») se las ha ingeniado para convertir
estas dos situaciones (y alguna más que no conviene desvelar) en una
comedia: «El crédito». Tras su estreno en Bilbao la semana pasada, la función llega hoy al teatro Maravillas. Gerardo Vera dirige a un sobresaliente dúo de actores; Carlos Hipólito y Luis Merlo.
Los dos trabajan por primera vez juntos, por primera vez bajo la batuta
de Vera y por primera vez en una obra de tan solo dos personajes. Y
están encantados. «En cualquier función, pero más en una de dos actores
-dice Merlo-, no hay otra posibilidad más que apoyarse el uno en el
otro». Y acota Hipólito: «Somos trapecistas,
y sabemos que tu compañero no te va a dejar caer. Y eso te da una gran
confianza, porque ésta es una función de actores». «La responsabilidad
que el autor y el director, en cuanto a energía, han depositado en nuestras manos es brutal», concluye Merlo.
«El crédito» (que, dicen ambos actores al unísono, no habla
para nada de la crisis) presenta a un personaje, Antonio (Luis Merlo),
en la oficina del director de una sucursal bancaria (Carlos Hipólito).
La negativa de éste es el desencadenante. «Además de la magnífica carpintería teatral -asegura Merlo-, Galcerán tiene la virtud, y en eso me recuerda a Woody Allen, de transformar en comedia
los temas a priori menos humorísticos. Además, completa Hipólito,
«escribe personajes de carne y hueso, personas llenas de contradicciones
a las que les pasan cosas y que generalmente están en una posición
personal complicada y conflictiva. En la comedia, cuanto más se machaque a los personajes, cuanto peor lo pasen, más se ríe el público».
Es fundamental para ello, y más que nunca, ofrecer verdad
sobre el escenario. Al respecto, dice Luis Merlo que muchas veces le han
preguntado qué es el humor inglés,
y aquí está la clave: «En las comedias de humor inglés, la situación
para los personajes no es humorística; ellos viven su tragedia, no se ríen.
Y eso ocurre también en “El crédito”». Para Carlos Hipólito, «siempre
hay que actuar desde la verdad, pero en este caso, y en cualquier
comedia, además de ser más placentero como intérprete, aparte de respetar la inteligencia del público, significa ser mucho más eficaz».
Al referirse a Jordi Galcerán, los dos utilizan la misma palabra: inteligencia,
y coinciden en elogiar su capacidad como autor. «No se queda
simplemente en el conflicto -explica Merlo-, sino que los personajes
empiezan de una manera y terminan de otra». «Realizan un viaje -tercia
Hipólito-, y cuando lo terminan están un poco más cerca el uno del otro que
al principio. Mi personaje cree tener su vida controlada, asentada, y
lo que sucede este día en su oficina le hace darse cuenta de que no solo
no está controlada, sino que además es un desastre absoluto». «Y descubre
cosas sobre su vida -añade Merlo- que ni siquiera había soñado». «Y
todo ello -concluye Hipólito el intercambio de ideas- con unos diálogos
que son como balas».
¿Y está Galcerán bien rodeado? ¿Existen buenos dramaturgos en España? «Hay gente que escribe muy bien -se adelanta Hipólito-. Se habló de una crisis
de autores, y yo creo que es porque hubo un desconcierto en los
autores, que durante mucho tiempo escribieron bajo el peso de la
censura, y tenían que hablar en clave. Cuando todo eso terminó no
supieron adaptarse -Merlo asiente entre risas-, y normalmente escribían
textos didácticos, obvios y casi catequéticos. Pero con el tiempo ha
surgido una nueva generación de autores, que escriben de cosas que están en la calle, de historias cotidianas, a las que aportan su propio punto de vista. Y hay autores con personalidad y que conectan con el público, con la calle».
Luis Merlo apunta otra cuestión: «Cada vez hay más acuerdo
entre actores y autores de la dirección que ha de tomarse». Y remata
Hipólito: «Y cada vez está más clara la evidencia de que sin un buen
equipo es imposible que una función salga adelante. Una unidad seguida de ceros no sirve de nada».
En cartel:
del 27/09/2013
al 27/10/2013
TEATRO MARAVILLAS, Madrid
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