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lunes, 15 de noviembre de 2010

Luis Merlo tiene sueños de seductor

Ha estado alejado de los escenarios durante un año por problemas de estrés, pero regresa totalmente recuperado y más divertido que nunca, con una obra firmada por Woody Allen y que el propio actor y director neoyorquino llevó al cine en una versión que en España se llamó Sueños de un seductor.

Te has tomado un año sabático pare recuperarte del estrés acumulado, ¿cómo te sientes?
Compaginar la grabación de dos series de televisión y una gira teatral hizo que me quedara sin voz, y el médico me recomendó reposo. Pero ya estoy estupendamente bien. He renovado fuerzas, y tengo una alegría e ilusión enormes y muchas ganas de llevar adelante este proyecto sobre el escenario del Teatro Maravillas.

Este teatro está gestionado por tu familia, pero es la primera vez que lo pisas enfundado en la piel de un personaje…
Ya me tocaba… Hace un año que María Barranco y yo queríamos hacer algo juntos, pero buscábamos una obra interesante, que contara algo, y también con mucho humor. Y mi hermano Pedro nos ofreció este proyecto, por lo que ahora tengo una deuda más con él, porque dio en el clavo.

¿Cómo ha sido la vuelta a los escenarios?
Al principio me costó un poco, porque me había acomodado… Durante este año sabático he viajado, leído mucho, he visto a la gente con la que habitualmente no puedo quedar por trabajo, y he empezado a dar clases de piano. Han sido unos meses estupendos, quizá por eso ha habido que empujarme un poco para que volviera, y de eso se ha encargado mi hermano Pedro. Ahora estoy encantado de haberle hecho caso.

Enfrentarse a dos referentes cinematográficos como Humphrey Bogart y Woody Allen supone un reto en toda regla, ¿no?
Y tanto…, pero hay que olvidarse de ese peso y partir de lo que uno tiene y de lo que uno es, porque intentar imitar a un genio supone perder siempre la partida, ya que una copia siempre será peor que el original…

Pareces un gran admirador de Woody Allen…
Y lo soy desde muy joven. Siempre digo que es el filósofo de la carcajada. Es ese talento capaz de reírse de todos los tópicos norteamericanos y contar la historia de Estados Unidos como no les gusta que se cuente: mostrarnos que allí existen bajitos y feos, depresivos y perdedores, y que también tienen miedo a la muerte.

En la función interpretas a Allan, un personaje que se supone es el alter ego de Woody Allen, creador de la obra. ¿Cómo es él?
Es un cuarentón tierno, neurótico y espero que encantador. Es un desastre emocional. Su mujer acaba de abandonarlo y se siente un perdedor, por eso busca consejo en un imaginario Humphrey Bogart, a quien considera el ideal de hombre fuerte que todo lo consigue.

¿Qué compartes con tu papel?
Tengo todas sus neurosis y compartimos también el pesimismo; ambos vemos casi siempre la botella medio vacía, no medio llena…

¿Crees como él que si a los 40 no tienes pareja eres un perdedor?
Eso es lo que nos han intentado vender siempre, pero yo creo que uno ha fracasado en la vida sólo si a partir de esa edad no ha conseguido tener vida interior. Si además, tienes alguien con quien compartirla, mejor que mejor.

¿Te pareces en algo a Woody Allen?
No tengo su talento, pero sí comparto su sentido del humor, creo mucho en su filosofía y admiro esa capacidad suya de hablar de los grandes temas de la vida, esos que a todos nos importan, como la pareja, la edad o la fe, desde la carcajada. También comparto sus contradicciones, ésas que le definen, como que es el ateo con más deseos de creer del mundo; es el que más se ha psicoanalizado del mundo y el que menos cree en esa terapia; se cree romántico, pero practica el patetismo…

En lo que no os parecéis nada es en el físico, porque tú estás de muy buen ver…
¡Uy! Yo me veo feo como un trueno. Me estoy quedando calvo, tengo tripa… Ahora, para estar de buen ver tengo que reconstruirme entero.

Allan es un personaje perdedor, ¿lo prefieres a los papeles de galán?
Hacer de perdedor es un lujo. En el escenario son los personajes más interesantes, mucho más que los buenos. Los defectos son muy ricos de trabajar y a mí me sirve un poco de liberación hacerlo.

¿Y qué supone trabajar junto a María Barranco?
Es todo un lujo. Hay una complicidad absoluta entre nosotros, porque ambos compartimos el sentido del humor, que nada tiene que ver con la gracia ni con la frivolidad, sino con ser capaz de reírse de uno mismo. Además, ella es capaz de ser positiva incluso en los peores momentos, y eso compensa mi pesimismo.

Has hecho mucho teatro y mucha televisión, pero el cine se te resiste…
Mi pasión ha sido siempre el teatro, aunque la mayor popularidad me la ha dado la televisión. De hecho, después de la ‘tele’ me han hecho ofertas para el cine, pero los compromisos de teatro son a largo plazo, y es difícil compaginar ambas cosas.

¿Y en el futuro?
En el futuro, Tócala otra vez Sam; Tócala otra vez, Sam; y más Tócala otra vez, Sam…

Teatro Maravillas. Manuela Malasaña, 6
Fechas: desde el 15/10/2010
Horarios: De miércoles a viernes: 20:00h.Sábados: 20:00h. y 22:30h.Domingos: 19:00h.
Entradas: Taquilla | entradas.com
Precios: De 20€ a 25

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