No llegué a la meta por un mes, ha recordado Merlo sobre el cuadro de estrés por agotamiento que le obligó a ingresar en agosto de 2009 en un hospital de San Sebastián, tras cancelar las ocho actuaciones que completarían su gira con la obra teatral Arte.
Llevaba postergando desde 2002 el año sabático que tenía planeado, porque enlazó series televisivas como Aquí no hay quien viva o El internado, con obras teatrales como Gorda y Arte.
Además, también hice cine y llevé el teatro Maravillas de Madrid con la sociedad de mi hermano (Pedro Larrañaga), ha recordado el actor madrileño.
El protagonista de El internado, donde vuelve en la temporada final de la serie, que se inicia mañana en Antena 3, gracias a un giro de guión que resucita al antiguo director del centro, Héctor, atribuye la aceptación de tantos proyectos al hecho de que los actores tenemos muchísimo miedo al vocablo no, porque pensamos ¿y si esto no vuelve a pasar?.
Merlo, aunque ha reconocido que le produce pudor decir que estaba cansado de trabajar, tal y como está el país, ha recordado que compaginar televisión y teatro le produjo alteraciones en el sueño -no conseguía dormir más que hora y media diaria- y también en la voz.
Ahora dice haber dejado atrás ese miedo a decir no y explica con humor que es adicto al trabajo, ya que se encuentra en estos momentos ensayando junto a María Barranco la obra Tócala otra vez Sam, de Woody Allen.
El actor sí tiene claro ahora que no compaginará trabajos en dos mundos que se pelean tanto en horarios, como la televisión y el teatro, porque, afirma, el éxito es maravilloso, pero en su justa medida.
Merlo quiso también aprovechar su comparecencia para agradecer a la prensa por el enorme respeto y cariño con el que se le ha tratado en esta situación, lo que vendría a confirmar, según el actor, que hay dos tipos de personajes populares: Los que lo son por su trabajo, lo que implica un respeto, y otro tipo de famoso del que no formo parte.
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